lunes, 8 de abril de 2013

Reflexión post regreso

Desde que volví a Santiago siento que el tiempo pasa volando. Esta ciudad no para y es fácil dejarse llevar por el ritmo desenfrenado. Conozco varias personas que disfrutan viviendo en la urbanidad, haciendo mil cosas un mismo día, porque sienten que aprovechan bien su tiempo.

¿Pero nos damos de vez en cuando momentos de quietud y reflexión para meditar sobre cómo me siento? ¿Y si la forma en que llevo mi vida me hace bien, me genera bienestar, soy feliz viviendo como vivo?

Desde niña me cuestiono este estilo de vida. Jamás comprendí por qué le damos tanto valor a lo pasajero, al aparentar,  a lo material, a lo perenne. Por qué nos sentimos obligados a cumplir con un montón de condiciones que otros imponen. Por qué las variables económicas nos importan TANTO , si ninguna de ellas es condición y causa para la felicidad. ¿No es para ser felices que venimos a este planeta? ¿No queremos todos ser felices, como fin primero y último? ¿Y que todos nuestros seres queridos lo sean también? Y entiendo que cada persona es feliz de forma diferente, ¿o me equivoco?

Nos han impuesto tantas reglas que al parecer debemos aceptar y seguir. ¿Por qué?  Porque ir por caminos alternativos se ve más complejo, más riesgoso. Y si sentimos realmente que hay otro camino que me pueda nutrir y permitir vivir en plenitud,  ¿no vale la pena el riesgo?

Ando en época de cuestionarme todo una vez más y de parar las antenas para percibir qué opciones a mi alrededor tengo que hoy no logro ver.  Curiosamente varios amigos me han contado que se sienten confundidos estos días, con tanta cosa dando vuelta y poca claridad sobre acciones a llevar a cabo.

Entonces respiro profundo y concibo que la vida nos enseña lo blanco y lo negro, todo el tiempo. Luz y oscuridad. Que depende de uno cuál realzar, a cuál darle nuestra atención.  Y que si tenemos la opción de CREAR y expandir la luz y la vida, entonces no más dudas, y a seguir con la misión personal. Esa que sólo a ti te ha sido dada. Y que tal vez recién al final del camino distingas que la viviste.

De Deepak Chopra aprendí que todos tenemos dones y talentos que nadie más tiene. Somos mejores en llevar a cabo una tarea y misión que cualquier otra persona en el planeta. Y que cuando entregamos nuestra energía , nuestra intención y nuestro amor a desarrollarla de la mejor forma, fluimos en armonía con la inteligencia suprema. Esa que mantiene a la tierra girando, a las estrellas naciendo, a los mares circulando y las aves, volando. Esa que nos hace seres humanos, de carne y espíritu, plenos y felices en potencia al nacer.





Cada día veo con mayor claridad cómo todos los aspectos que nos hacen "persona" están ligados entre sí y cómo todos se integran y afectan recíprocamente para concluir en lo que solemos llamar YO SOY.  Tanto el cuerpo , infinitamente perfecto y complejo en su acción orgánica armónica y luchadora, nuestra mente que jamás se detiene, nos orienta y comunica, nuestro espíritu que nos eleva en los momentos bajos, nuestra gente, que da sentido a nuestra naturaleza social y amorosa, nuestro entorno natural que generosamente nos sustenta, acoge y alimenta, tantos seres que comparten su vida con nosotros en esta dimensión y son rastro fiel de la magia presente en lo que vive, y lo que sea que coordine todas estas maravillas, todo todo está relacionado y nos hacen ser quiénes somos en cada momento, seres siempre cambiantes, siempre en marcha.   ¿Lo notas?  ¿No es impresionante?


Buena semana para todos y a nutrir la vida!!


No hay comentarios:

Publicar un comentario