lunes, 8 de abril de 2013

Cómo Desintoxicar el Organismo


Comparto este artículo  que escribí la semana pasada para Ciudad Zen, un sitio genial que integra las diferentes disciplinas de "vida alternativa" dentro de Santiago ( y muestra el lado Zen de esta ciudad híper activa,  ciclovías, rutas de terapias complementarias, novedades y panoramas, y tanto más).

En esta ocasión pretendo exponer claramente el misterio que parece haber en torno al tema de la enfermedad. Que en realidad, veremos, no lo es. 
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Como me dedico a promover la vida sana en todas sus formas, a diario recibo preguntas de personas que quieren mejorar su salud o la de algún conocido.  “Estimada Chirimoya. Además de saludarte, quisiera pedirte orientación para mejorar mi salud. Qué me recomiendas hacer y comer para: bajar de peso, eliminar el colon irritable, mis alergias, mejorar mi digestión, las úlceras, los problemas a la piel, problemas para concentrarme y poca energía, combatir la osteoporosis, la artritis, la diabetes… y el cáncer.” 
Sigo sorprendiéndome por el hecho de que la enfermedad es la norma en la sociedad contemporánea. Prácticamente todos estamos enfermos de algo. Como si fuera “obvio” y natural. Más me sorprende el que seamos pocos quienes nos cuestionemos por qué ocurre esto y si realmente es nuestra naturaleza estar enfermos. Para mi, no lo es. El ser humano nace sano, lleno de vida, con plenas potencialidades activas de ser una persona integral, activa, energética, libre. ¿Qué razón podría privarlo de esa posibilidad y convertirlo en un ser dependiente de fármacos, médicos y estimulantes artificiales?  Pues bien, todo lo que lo aleje de su naturaleza, de su esencia. Hoy puedo ver esta respuesta tan clara y evidente, pero hace unos años, no.

Cada organismo en este planeta está diseñado para vivir en ciertas condiciones y andar al 100%, es decir, en un estado de plenitud y bienestar, realizando de la mejor forma, fácilmente y sin esfuerzo, sus funciones vitales. Tales condiciones son muchas, y para el ser humano van desde el medio ambiente en el que nos encontramos, su luz, pureza de aire y agua, los nutrientes que obtiene a través de lo que come, el movimiento y la actividad que realiza su cuerpo, la comunicación con otros seres, el afecto, la alegría, la paz mental, el desarrollo interno o espiritual, y quizás cuántas variables más.  Cuando cualquiera de estos factores falta o falla, entonces la persona integral, en alguno de sus campos físico, mental, emocional o espiritual, enferma, o es privada del estado de pleno bienestar.
Muchas veces no tenemos idea sobre la causa primaria de lo que estamos sufriendo y tampoco nos detenemos a encontrarla. Es más fácil ir a la farmacia y comprar alguna pastilla que elimine nuestro malestar.  Esta acción tan frecuente genera un enorme abandono al cuidado de nuestro cuerpo. Y los que compartimos este camino nos esforzamos mucho por transmitir este hecho: para sanar de cualquier enfermedad- así como para resolver cualquier problema en la vida- debemos enfrentar la causa de esa enfermedad- o ese problema.  ¿No suena lógico? Ahora, saber cuál es la causa de lo que tú vives, de lo que cada uno quisiera enfrentar y solucionar, no es inmediato. Ya comenzar a hacernos la pregunta es dar un salto cuántico en temas de Autocuidado. Ser conscientes de que detrás de lo que vivimos HAY una causa y que podemos buscarla, es el primer paso que podemos dar en pro de nuestro bienestar. La respuesta no puede o no  ser evidente. Encontrarla muchas veces requiere tiempo para investigar, reflexionar y probar. Tal vez es más demoroso que ir al doctor y pedir una pastilla. Sí, lo es. Pero seguro es mayor aporte para nuestra integridad y autoconocimiento y puede llevarnos a solucionar un problema desde su raíz. Y ojo: no tengo nada contra los médicos que guían al paciente y juntos intentan superar un conflicto o reto a la salud. Ojalá lleguen muchos más de esos, porque son tremendamente necesarios.



Lo que siempre respondo ante cualquier pregunta relacionada con salud/enfermedad corporal es: “desintoxicar tu cuerpo”. Y si es un conflicto emocional, pues: “desintoxicar tu mente”. De muchos autores he aprendido que la causa primaria de cualquier enfermedad (incluso de las consideradas “genéticas”) tiene que ver con el exceso de toxinas que han ingresado a nuestras células y diversos órganos depuradores. Cuando la carga tóxica que incorporamos en ellos es mayor a lo que pueden eliminar a diario, entonces los emuntorios (hígado, riñones, pulmones, intestinos, piel), se ven colapsados y empiezan a fallar, sin poder realizar bien su trabajo. Cuando esto ocurre, la sangre se vuelve más sucia y ácida de lo que el cuerpo permite para transportar los nutrientes y el oxígeno eficientemente a todas las células, y esto deviene en enfermedad. Dependiendo el/los órganos más vulnerables por este estado, qué enfermedad se manifiesta primero.  Los genes pueden determinar esa vulnerabilidad. Pero se ha descubierto que-en la gran mayoría de los casos- son los hábitos los que activan la predisposición que traemos al nacer de contraer una u otra enfermedad.
De hecho, al ver la salud de esta forma, ya no tenemos que hablar de “enfermedades”, sino, de “enfermos”.  Pero entendiendo que no “somos enfermos”, sino que “estamos enfermos”. Es un estado puntual, del momento, y así como se inició por una razón, puede desaparecer al eliminar ésta.

La Alimentación Viva promueve la desintoxicación del organismo por medio de la alimentación y los ayunos. Al comienzo no es tan importante lo que debemos comer para sanar, sino más bien, lo que debemos dejar de comer. Como no son los alimentos mismos los que nos sanan, sino que estos ayudan a nuestro cuerpo a sanarse a sí mismo (y lo hace todo el tiempo, aunque no lo percibamos), entonces para prevenir resfríos, fatigas, y prácticamente cualquier reto a la salud, la mejor recomendación que me atrevo a dar es promover un estilo de vida bajo en toxinas y alto en nutrientes y alegría. Comenzar por limpiar nuestro cuerpo y nuestra mente de todo lo que nos intoxica y nos limita. Si depuramos nuestra sangre, nuestras defensas funcionarán mucho mejor, pensaremos más claramente, eliminaremos patrones adictivos que nos perjudican y sentiremos una ganancia enorme de energía que podemos utilizar para crear mayor bienestar en nuestra vida y en la de otros. Es simple y potente. Pruébalo y verás.


¿Cómo desintoxicar el organismo?

Lo primero es eliminar los alimentos (y variables) más tóxicos de nuestra dieta. Los de origen animal (todos), los granos refinados (azúcar, harinas, sal), el alcohol, tabaco y otras drogas, los alimentos procesados llenos de aditivos químicos adictivos y acidificantes (¡todos!), etc.
Como somos seres humanos, seres de hábitos y costumbres, eliminar todo de la noche a la mañana es complejo. Más recomendable es abandonar primero los alimentos de origen animal, al ritmo propio, y de a poco ir decidiendo qué más. Lo importante es que seamos conscientes del bienestar superior que traerá en nuestra vida y en la del planeta en su totalidad, el desprendernos de todos estos apegos insanos, y felicitarnos por cada nuevo hábito que logramos olvidar.

Al tiempo que vamos dejando atrás muchas toxinas, comienzan a salir las que hemos acumulado durante muchos años en nuestro interior. No asustarnos entonces por el aumento de sudor, mucosa, orina, feca, pus o lágrimas. Todo canal de excreción corporal servirá como salida de tanta basura escondida. Pueden venir crisis depurativas (resfríos, tos, cansancio, dolores musculares, síntomas de enfermedades que padecemos), que no son más que la manifestación de la basura que nuestras células intentan eliminar. En esos momentos es cuando más debemos confiar en lo perfecta que es la naturaleza y continuar con la terapia de limpieza. Jamás interrumpir un proceso depurativo en esas condiciones, ya que puede ser perjudicial, si las toxinas que intentan salir quedan atascadas en la sangre u otros tejidos, envenenándonos, en vez de lograr evacuar definitivamente nuestro cuerpo. Por tanto, fármacos para eliminar síntomas, jamás. Simplemente, mucho reposo, hidratación y alimentos que promuevan el proceso de limpieza y no nos roben energía.

Podemos entonces incorporar el consumo diario de abundante fruta y vegetales, además de jugos o licuados desintoxicantes. En lo personal, cuando vivo períodos de excesos de grasas, poco ejercicio, o desórdenes en mis comidas, cuando comienzo a sentirme más débil, con poco ánimo, o me resfrío, me doy días de ayuno de jugos detox o pura fruta. Al poco tiempo me siento como nueva
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Para crear una dieta desintoxicante no necesitamos alimentos muy extravagantes ni demasiado especiales. Sólo deben digerirse fácilmente y aportar el mínimo de sustancias tóxicas, así como el máximo de nutrientes y abundante hidratación. Los alimentos que mejor responden a estas exigencias, dada nuestra fisiología humana,  son las frutas y las hojas verdes (acelgas, espinacas, rúculas, col rizada, lechugas, etc).  Pasar varios días comiendo sólo frutas, bien combinadas, hojas y jugos de ambas, es un ayuno maravilloso que no requiere de demasiado esfuerzo ni sufrimiento. La mayoría de las personas que conozco disfruta comiendo frutas un montón, y al licuarlas con hojas, o al extraer su jugo, evitamos el tener que pasar horas y horas masticando. Eso sí, muy importante es masticar detenidamente cada bocado, así como cada sorbo, tanto como sea necesario para que la saliva cubra lo que estamos tragando. Gran parte de los carbohidratos y grasas que ingerimos comienzan a ser digeridos a través de las enzimas que nuestra saliva posee. Y si llegamos y tragamos sin que haya contacto entre la saliva y el alimento, nuestra digestión será deficiente, generará fermentaciones intestinales (que deriva en más toxinas) y no estaremos obteniendo los nutrientes que pretendemos incorporar al comer.

Otro dato es mantener variedad en frutas y vegetales. No todos los días los mismos alimentos, ya que cada uno aporta diferentes nutrientes y nosotros requerimos una gama enorme de ellos.

Por último, si usted no se siente preparado para realizar un ayuno frutal de varios días, le recomiendo comenzar cambiando su desayuno. La primera comida del día es lejos la más importante para abandonar nocivos hábitos y para recargarnos de energía el resto del día. Si nuestra primera comida es de fácil digestión, liviana e hidratante, sentiremos a los pocos días que nuestra digestión mejora notablemente, nuestra energía se eleva, nuestro ánimo mejora, y nos sentimos menos ansiosos, más serenos. Si lo mantenemos sentiremos ganas de probar más comidas sanas y naturales, de manera espontánea, sin generar esa típica sensación de tortura y estrés que las dietas típicas provocan al privarnos de comer de lo que más estamos apegados. 

En la sección de Recetas Vivas podrás encontrar recetas de jugos y batidos vivos para que puedas comenzar con alguna idea ya de cómo hacerlo. Verás que es sumamente simple, fresco y natural y que puedes fácilmente crear tus propias recetas detox con las frutas y hojas que más disfrutes.





No puedo terminar este artículo depurativo sin señalar que así como el alimento fisiológico es fundamental para lograr y mantener un organismo limpio y bien nutrido, también lo es la práctica diaria de actividad física. Nuestros sistemas inmune, circulatorio y linfático dependen en gran medida del movimiento físico y el gasto calórico para permanecer activos. Ya sea trotar , andar en bicicleta, caminar para ir al trabajo, bailar, nadar, hacer yoga, ejercicios de desarrollo muscular, etc, dedicar al menos 30 minutos al día para realizar alguna de estas prácticas, favorece la eliminación de desechos y la alcalinización de nuestra sangre para crear un medio interno fuerte y lleno de vitalidad. 

Espero que este texto colabore con tu comprensión del concepto de salud y te sientas motivad@ a dar nuevos pasos cada día que te lleven a nutrir, depurar y sanar tu vida. 


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