lunes, 4 de noviembre de 2013

Flora Intestinal y Aguas Probióticas


Muchos terapeutas modernos hoy reconocen que gran parte de nuestro estado de salud corre en manos de nuestra flora intestinal. Cuando la flora está sana y en equilibrio, nosotros también. Y es porque este nicho ecológico de billones de microorganismos que habitan en la mucosa de nuestro intestino, cumple funciones tan vitales como defender la entrada a la sangre de toxinas y microorganismos oportunistas y regular y promover la degradación y el ingreso de nutrientes esenciales hacia la misma. Por tanto, si nuestra flora está debilitada o irritada, el filtrado se hace defectuoso y así, logran pasar nutrientes mal degradados y sustancias tóxicas, que llegan al hígado, a la sangre, y a los diversos tejidos y células. Promoviendo un cuerpo enfermo, si esta situación se mantiene por semanas y años.
“Las mucosas están diseñadas para soportar sustancias indeseables, pero es la cantidad y continuidad de agresiones lo que termina irritando y dañando su estructura”[1]. Tales agresiones, que afectan tanto a la mucosa intestinal, como a la flora que la habita, pueden ser alimentos mal masticados, deficientemente digeridos, antiácidos, fermentaciones, putrefacciones, sustancias químicas como colorantes, saborizantes, pesticidas, antibióticos y fármacos en general, venenos, estreñimiento, alimentos refinados y procesados, exceso de proteína en la dieta (que genera putrefacción y desarrollo de microorganismos patógenos), consumo de fibra aislada (aparte de los alimentos que la contienen en estado natural), fuertes niveles de estrés y ansiedad, agua con cloro y flúor… y la lista sigue…
Para sanar y recuperar la vitalidad de nuestra flora, podemos comenzar por limitar aquellos alimentos más tóxicos y procesados. De origen animal, azúcares, alcohol, frituras, etc, y también, los medicamentos. Haciendo más actividad física, dándonos más momentos de descanso y placer, intentando sin falta de controlar los niveles de estrés a los que estamos sometidos, ya que la flora es muy sensible a nuestras emociones.
Y sin falta, comiendo más natural y vivo, especialmente frutas y verduras frescas, jugos, ensaladas y batidos. 
Especialmente después de un proceso de depuración, los especialistas recomiendan consumir aguas probióticas, que ayudan a repoblar nuestra flora con nuevas bacterias “amigas” y enzimas maravillosas.


Rejuvelac
Una de las opciones de agua probiótica es el “Rejuvelac”. También se conoce como “agua enzimática”, por su alto contenido de enzimas digestivas, y bacterias benignas. Es una bebida fermentada rica en proteínas, carbohidratos, fosfatos, lactobacilos, y vitaminas, como B, C y E. Es un potente rejuvenecedor y restaurador de la salud, porque componentes en donde ha germinado vida. Es una bebida llena de probióticos, que al  fortalecer la flora intestinal, también potencia el sistema inmune y ataca las molestias de inflamación de vientre.
Hay varias formas de prepararlo, tanto con frutas, con el filtrado de jugos, como con brotes de distintos granos: trigo sarraceno, avena, quínoa, centeno, cebada, mijo, lenteja, amaranto, fenogreco,  maravilla, sésamo…
Todos pasan por el proceso de fermentación, liberando al agua las bacterias, enzimas y nutrientes ya mencionados, muy beneficiosos para el equilibrio intestinal y los procesos de digestión. Es antianémico, promueve la correcta asimilación de los nutrientes de los alimentos y ayuda a disminuir molestias de vientre por comidas.

El Rejuvelac tiene un sabor muy particular, ligeramente ácido, con un poco de espuma, y se utiliza en la preparación de varias recetas con fermentos, como quesos  crudiveganos, limonadas enzimáticas, en batidos o jugos como complemento, o se bebe sola, con el estómago vacío. Existen variantes de sabor y nutrientes, usando uvas, pomelo, jugos verdes, semillas o leches vegetales. Dejándolo fermentar varios días, ibera burbujas, formándose "champagne de rejuvelac". 

En la preparación es muy importante asegurar la higiene de los recipientes y la calidad del agua, para que las bacterias efectivamente puedan vivir y reproducirse sanamente en ella. Idealmente prepararlo con “agua de ayer”, que ya haya liberado el cloro.






La receta básica de Rejuvelac con brotes de semillas más conocida es la siguiente:

Elementos a utilizar
Granos germinados (puede ser cereal, semilla o legumbre)
Agua pura
1 frasco de vidrio
1 paño limpio

Procedimiento
1.Activar y germinar ½ taza de semillas: Se lavan bien y se dejan por al menos 12 horas en un frasco con 2 o 3 tazas de agua fresca y pura. Luego, se escurre el agua sin enjuagar.





2. Germinar las semillas activadas: Se cubre el mismo frasco  con una tela y se dejan germinar en un lugar oscuro y tranquilo, durante 2 a 3 días, hasta que el brote mida medio centímetro.




3. Para preparar Rejuvelac, añadir al frasco agua pura, 3 veces la cantidad de semillas germinadas. Cubrir el frasco de nuevo con la tela y dejar en reposo a temperatura ambiente durante 24 a 48 horas. Cuando adquiera un tono blanco-ambar y libere espuma a la superficie, estará listo.


4. Filtrar el líquido de las semillas, y añadirle el jugo de ½ limón, o incluirlo en jugos verdes, batidos, etc. Si no se bebe en el momento, guardarlo en un frasco de vidrio cerrado, en el refrigerador por algunos días.  ¡Disfrutar!










[1] Néstor Palmetti, “Depuración Corporal”.

4 comentarios:

  1. Consulta: El grano que queda...¿sigue brotando? ¿lo podemos consumir? o se lo doy a mis lombrices del huerto?

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    1. Hola, Anónimo,
      Los brotes pueden usarse una segunda vez para hacer más rejuvelac.
      Puedes darlas a tus lombrices también, o las puedes comer!
      ;)

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  2. hola, es recomendable para embarazadas???... saludos

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  3. Hola! Que semillas son esas? gracias

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